La lucha por el Estado de México marcará el rumbo del país.
La lucha por la Presidencia en el 2024 ya comenzó. El preámbulo y una radiografía de lo que sucederá en ese año la veremos en la elección del Estado de México principalmente, aunque también está la disputa por la gubernatura de Coahuila.
En Coahuila parece que las cosas ya están definidas a favor del PRI que lleva mano en la alianza de los partidos opositores. Se sospecha de una negociación entre este partido y el gobierno federal a raíz de la aprobación para alargar el período en que la Guardia Nacional realizará tareas de seguridad pública en el país. Casualmente la coalición oficial decidió dividir su voto lanzando candidatos por separado en Morena y el PT.
Lo interesante será ver cuál será el comportamiento del voto y los resultados en el Estado de México que es la entidad más poblada del país y también tiene el mayor número de electores: 12.6 millones de personas están inscritas en la Lista Nominal, es decir, quienes tienen credencial para votar. El Padrón electoral ronda en 95.3 millones a nivel nacional, hasta diciembre del año pasado, lo que significa que prácticamente 13 de cada 100 votantes tienen domicilio en territorio mexiquense. No está demás destacar que el Estado de México es el principal bastión del priismo, donde hay grupos políticos y económicos muy poderosos que influyen en las elecciones tanto locales como nacionales.
La coalición oficial a pesar de ir arriba en las encuestas, decidió repetir con una mala candidata, la maestra Delfina Gómez, quien en sus spots publicitarios habla de acabar con la corrupción cuando ella es una muestra vil de la corrupción; ¿existirá alguien que le crea al menos en Texcoco?.
Por el lado de la alianza PRI, PAN, PRD está una mujer con muy buena presencia física y con buena trayectoria política electoral, quien en la elección del 2021 siendo la dirigente estatal del PRI en el Estado de México, recuperó 53 municipios que estaban en manos de la oposición.
En caso de que llegara a ganar Morena y sus aliados, el proyecto transformador del presidente tendrá esperanzas de continuidad, convirtiendo al PRI en el gran perdedor y reduciéndolo a un partido satélite con rumbo a su extinción.
En caso de que gane la alianza PRI-PAN-PRD además de aumentar sus posibilidades de triunfo para la elección presidencial, estarían anunciando su gran proyecto político de conformación del primer gobierno de coalición, que no es más que la repartición de puestos en el gabinete, influenciado por los dirigentes nacionales de estos partidos con una tímida participación ciudadana.
Lo que suceda en el Estado de México será la señal de que los mexicanos, utilizando las palabras del propio presidente “o se está con la transformación o en contra de la transformación”, frase que mejor deberíamos traducir en “o se está a favor de un régimen autócrata militarizado que dice muchas mentiras o en contra de la desaparición de las instituciones y las libertades democráticas, aunque ambos no resuelvan verdaderamente los problemas de la nación y se estén disputando entre quien es más impune y corrupto.